TRIDUO MISIONAL

Don José Jiménez Ortíz
























En la Parroquia de Santa Ana, la Hermandad Sacramental de la Candelaria comienza en la tarde de hoy el Triduo Misional que celebra cada año. La Imagen de la Santísima Virgen de la Candelaria, esplendorosa, esta ya colocada en el paso en el que el próximo Domingo día 24 al alburear la mañana, procesionará por las calles de la feligresía mientras se reza el Santo Rosario de la Aurora.
El Salesiano, Rvdo. Padre Don Antonio Gutierrez Bernabé, tiene a su cargo la predicación de este Triduo.
La primera de sus homilías la ha centrado en la Oración como nexo de unión con Dios Padre. Es la Oración una actitud reclamada constantemente en el Evangelio que la Santísima Virgen María supo vivir y que a nosotros nos cuesta tanto. Ser Misionero es estar dispuesto a hacer todo aquello que Dios nos pida. Tenemos que hacer como la Santísima Virgen cuando dijo a Dios "Hágase en mi según Tu Palabra" y no el "Hágase en mi según MI palabra" porque ese no es el proyecto que tiene Dios para nosotros.
Termino la Santa Misa con el Canto de la Salve a María Santísima de la Candelaria.
En la segunda noche, la Hermandad ha aplicado la Santa Misa por el eterno descanso del alma de José Jiménez Ortíz, hermano fundador de la Hermandad y actualmente el que ostentaba el número uno en el censo y que ha fallecido recientemente.
El Rvdo. Gutierrez Bernabé ha centrado su homilia en la Fé, esa que María tuvo y en la que ha reflexionado sobre una Fe personal e interiorizada, una Fe viva, una Fe comunitaria, una Fe culta, una Fe esperanzada y llevando la sinceridad de una Fe real y sin tapujos a nuestras vidas estar felices sin haber visto, porque nos hemos fiado de la palabra de Dios.
En el tercer y último día del Triduo consagrado a María Santísima de la Candelaria, nos ha traido a reflexión el predicador, el "Caracter Evangelizador de la Fe". No hay mejor anuncio del Evangelio que el ser transparentes y parecernos a Dios en nuestra vida. Así fue la Virgen María, que anunció la buena nueva desde el mismo instante en que concibió en su seno al Salvador del mundo..
No podemos ser una semilla que no de fruto, una sal desvirtuada o una luz debajo de la mesa. No vale la pasividad porque Dios quiere valerse de nosotros para ser instrumentos del Espiritu Santo para dar a conocer la salvación de Cristo. Compartir a Jesús con todos los hombres, es ser Iglesia, es ser Hermandad, es ser Misioneros. Allí donde vive un cristiano convencido de su fe, se nota, y desde el se propaga la palabra de Dios porque a través de nosotros Dios quiere hacer su camino y llevar al hombre viejo a ser el hombre nuevo. Es el proyecto de Dios.
Tenemos reparos a aparecer como cristianos en la sociedad en la que vivimos por el que dirán.
Ha terminado la predicación del Solemne Triduo, pidiendo a la Santísima Virgen de la Candelaria para que seamos instrumentos idóneos para la causa de Dios suscitando en nosotros el espiritu misionero.