UN NUEVO AÑO
Cierro hoy, el blog, que durante casi todo el pasado 2009, me ha servido de plataforma para comentar sucedidos en todos los ambitos en nuestra querida ciudad de Jerez.
Empieza un nuevo año, que deseo nos llegue a todos con lo mejor que nos convenga, y pretendo seguir reflejando aquellos aconteceres cotidianos que sucedan día a día de este 2010.
Quiero agradecer a todos los seguidores, que han realizado más de 12.700 visitas el pasado año a "ESTAMPAS DE JEREZ 2009", el animo que me dan con sus visitas, a seguir en esta labor que me entretiene y me divierte, y que además me permite estar a traves de mis fotografías y comentarios en conexión con algunos de mis conciudadanos.
Volver a insitir que me gustaría que reflejaseis vuestros comentarios, si os apetece, con nombre y apellidos y con el respeto que merece toda opinión. Espero que todos podamos contemplar la creación del próximo "ESTAMPAS DE JEREZ 2011"
Saludos Cordiales
Empieza un nuevo año, que deseo nos llegue a todos con lo mejor que nos convenga, y pretendo seguir reflejando aquellos aconteceres cotidianos que sucedan día a día de este 2010.
Quiero agradecer a todos los seguidores, que han realizado más de 12.700 visitas el pasado año a "ESTAMPAS DE JEREZ 2009", el animo que me dan con sus visitas, a seguir en esta labor que me entretiene y me divierte, y que además me permite estar a traves de mis fotografías y comentarios en conexión con algunos de mis conciudadanos.
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Saludos Cordiales
miércoles, 17 de febrero de 2010
YA ESTAMOS EN CUARESMA
El miércoles de Ceniza, representa el inicio formal a la Cuaresma, es un día penitencial en el que manifestamos nuestro deseo personal de conversión hacia Dios y en el que la iglesia nos pone como obligación el ayuno y la abstinencia.
El origen de la imposición de la ceniza pertenece a la estructura de la penitencia canónica, empieza a ser obligatorio para toda la comunidad cristiana a partir del siglo X, según puede verse en los Pontificales germano-romano.
Por tanto, la costumbre actual de que todos los fieles reciban en su frente o en su cabeza el signo de la ceniza al comienzo de la Cuaresma no es tan antiguo.
En los primeros siglos se expresó con este gesto el camino cuaresmal de los "penitentes", es decir, del grupo de pecadores que querían recibir la reconciliación al final de la Cuaresma, el Jueves Santo, a las puertas de la Pascua.
Vestidos con hábito penitencial y con la ceniza que ellos mismos se imponían en la cabeza, se presentaban ante la comunidad y expresaban así su voluntad de conversión.
En el siglo XI, desaparecida ya la institución de los penitentes como grupo, se determinó que el gesto de la ceniza era bueno para todos, y así, al comienzo de este período litúrgico, este uso lo generalizó Urbano II para toda la iglesia, por lo que el rito se empezó a realizar para todos los cristianos, de modo que toda la comunidad se reconocía pecadora, dispuesta a emprender el camino de la conversión cuaresmal.
En la última reforma litúrgica, es decir, a partir del Concilio Vaticano II, se ha reorganizado el rito de la imposición de la ceniza de un modo más expresivo y educador. Ya no se realiza al principio de la celebración o independientemente de ella, sino después de las lecturas bíblicas y de la homilía. Así la Palabra de Dios, que nos invita este día a la conversión, es la que da contenido y sentido al gesto simbólico de la ceniza.
La ceniza procede de los ramos bendecidos el Domingo de la Pasión del Señor, del año anterior, siguiendo una costumbre que se remonta al siglo XII. La fórmula de bendición hace relación a la condición pecadora de quienes la recibirán.
Por años se ha querido conservar la fórmula clásica de la imposición: “Acuérdate que polvo eres y en polvo te convertirás” (Gn 3,19). Esta frase nos llena a todos de humildad, porque “polvo y ceniza es el hombre. Todos caminamos hacia la misma meta, hemos salido del polvo y a él volveremos.
A partir del Concilio Vaticano II, se añadió la fórmula “Arrepiéntete y cree en el Evangelio” (Mc
1,15). Sin embargo, ambas frases se complementan, porque una nos recuerda la caducidad humana, simbolizada en el polvo y la ceniza, mientras que la otra apunta a la actitud interior de Conversión a Cristo y a su Evangelio, la cual es propia de la Cuaresma.
En suma, el simbolismo de la ceniza se resume en cuatro aspectos fundamentales:
Condición débil y caduca del hombre, que camina hacia la muerte.
Situación pecadora del hombre.
Oración y súplica ardiente para que el Señor acuda en su ayuda.
Resurrección, ya que el hombre está destinado a participar en el triunfo de Cristo.
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