UN NUEVO AÑO

Cierro hoy, el blog, que durante casi todo el pasado 2009, me ha servido de plataforma para comentar sucedidos en todos los ambitos en nuestra querida ciudad de Jerez.

Empieza un nuevo año, que deseo nos llegue a todos con lo mejor que nos convenga, y pretendo seguir reflejando aquellos aconteceres cotidianos que sucedan día a día de este 2010.

Quiero agradecer a todos los seguidores, que han realizado más de 12.700 visitas el pasado año a "ESTAMPAS DE JEREZ 2009", el animo que me dan con sus visitas, a seguir en esta labor que me entretiene y me divierte, y que además me permite estar a traves de mis fotografías y comentarios en conexión con algunos de mis conciudadanos.

Volver a insitir que me gustaría que reflejaseis vuestros comentarios, si os apetece, con nombre y apellidos y con el respeto que merece toda opinión. Espero que todos podamos contemplar la creación del próximo "ESTAMPAS DE JEREZ 2011"

Saludos Cordiales


sábado, 3 de abril de 2010

NOVENTA AÑOS DE LEY DE SILENCIO BAJO AMENAZA DE EXCOMUNIÓN


EL PREDICADOR DEL PAPA, EL PADRE FRANCISCANO RANIERO CANTALAMESSA, COMPARA LOS ESCÁNDALOS POR PEDOFÍLIA CON EL ANTISEMITISMO, EN PRESENCIA DEL PAPA.









PUBLICADO POR EL PAIS CON FECHA 03/04/2010
MIGUEL MORA - ROMA - 01/04/2010

El texto de referencia en vigor para manejar los crímenes de "incitación a las cosas turbias", según los llamaba el Código Canónico de 1917, fue publicado por el Vaticano en 1922, a través de una instrucción especial y completamente secreta, firmada por Pío XI y titulada "Crimen sollicitationis" (delitos de insinuación). El documento imponía un "vínculo absoluto de secreto" tanto para las causas abiertas como para lo relativo al propio documento. Los imputados, pero también las víctimas y los testigos, se arriesgaban a la excomunión si hablaban, y las actas debían ser destruidas.
40 años más tarde, en 1962, el cardenal Alfredo Ottaviani revisó aquel texto y años después, el Vaticano renovó el Código de Derecho Canónico en 1983, y el de las Iglesias Orientales en 1990. Como consecuencia, la Congregación para la Doctrina de la Fe actualizó y revisó parcialmente en 2001 la Crimen sollicitationis con una carta secreta firmada por Joseph Ratzinger, prefecto, y Tarcisio Bertone, secretario. La carta se subtitulaba "De delictis gravioribus" (Sobre los delitos más graves), y pese a las dulces versiones ofrecidas estos días por los asediados jerarcas vaticanos, se reafirmaron en las viejas intenciones del legislador católico respecto a la pederastia y el sexo célibe, con una salvedad: establecía que los 10 años para la prescripción empezaran a contar una vez que el menor abusado cumpla 18 años.
NO DENUNCIAR
La misiva ordenaba a los obispos trasladar los casos a la Congregación, pero no endureció las penas contra la pederastia, ni animó a los obispos a denunciar en la justicia ordinaria. Según fuentes vaticanas que asistieron a la redacción de la carta, el papa Wojtila no permitió a Ratzinger ir más allá. Seguía rigiendo, por tanto, el Código Canónico, con distintas penas según la gravedad del delito: "Suspensión temporal, prohibición, privación y, en los más graves, terminación del estado clerical".
Pero en la Iglesia cuentan los usos y costumbres. La Santa Sede siempre ha sostenido que un obispo no debía denunciar a la justicia civil a un sacerdote que haya admitido un crimen de pedofilia. La fórmula se conoce como la doctrina Bertone. Y fue teorizada en 2001 por el actual número dos del Vaticano en una entrevista a la revista católica 30 Giorni. "No excluyo que en algunos casos pueda darse una forma de colaboración entre la autoridad eclesial y la magistratura", declaraba Bertone. "Pero no tiene fundamento que un obispo, por ejemplo, sea obligado a ir a la magistratura civil para denunciar al sacerdote".

COMENTARIO Nº 219•GONZALO - 03-04-2010 - 21:38:29h
Doce años, para ordenar el traslado de un sacerdote pedófilo a otra diócesis, dicen muy poco de un entonces Cardenal y hoy Papa, que en ninguna de las misas del Jueves Santo, ha condenado la pedofilia. ¿Tan dificil es para Obispos, Arzobispos, Cardenales o en este caso el Papa, tomar medidas que corten de raiz asuntos relacionados con la pedofilia o de otra indole en la que se vean implicados sacerdotes o más altas jerarquías eclesiásticas, con tal de que no se hable mal de la Iglesia?. Los sacerdotes, sea cual sea su jerarquía, también pecan y cometen fallos, y cuando estos son públicos, tienen que asumir sus responsabilidades como cualquier otra persona. La Iglesia, callando, se hace complice de estos pecados, y después para salvar su responsabilidad, se escuda en que son ataques contra la Iglesia. ¡ Mas firmeza, y más humildad !.

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